domingo, 22 de marzo de 2015

Nunca es tarde...

Ya hemos dicho en innumerables ocasiones que los perfiles de estudiantes de los centros de adultos han cambiado mucho de un tiempo a esta parte. En los últimos años, nuevas generaciones de estudiantes con perfiles muy diversos han accedido a las escuelas de personas adultas modificando su fisonomía, estructura y funcionamiento. Chicos muy jóvenes, colectivos de nacionalidades diversas y personas que, en muchos casos, de no haber estallado la crisis económica no habrían vuelto a poner un pie en el aula están formándose en nuestras aulas a diario. Al fin y al cabo, dando un vistazo al panorama de los centros de adultos actual, creo que es bastante significativo de los cambios sociales vividos en los últimos tiempos.

Quizá sea una sensación personal pero me parece que todo este trajín ha significado que muchos centros de adultos arrinconen, seguramente de manera inconsciente, a grupos y perfiles que durante mucho tiempo constituyeron el núcleo clave de los centros de adultos: la gente mayor. En un contexto donde cada vez se priorizan más las formaciones dirigidas a la obtención de títulos oficiales y a la superación de pruebas y reválidas externas, estos grupos han quedados relegados (insisto, es mi sensación personal) a un segundo plano, alejados muchas veces de conceptos tan comunes en el discurso pedagógico actual tales como la innovación y las nuevas metodologías. 

Y es que sigue habiendo gente mayor que quiere asomarse a los centros de adultos. Hombres y mujeres que no pudieron acceder a la educación en su infancia y que merecen también disfrutar de una educación de calidad, más allá de las tradicionales fichas de lectoescriptura y de metodologías tradicionales y rancias. 

Es interesante, introducir otro modo de trabajar que socialice e introduzca otros aprendizajes. Las personas mayores que acuden por primera vez a la escuela, son infinitamente agradecidas y poseen unas inmensas ganas de aprender. Las metodologías tradicionales pueden intercalarse con los proyectos o incluso pueden formar parte de ellos en mayor o menor medida, pero no deberían ser una opción única de aprendizaje. 

De este modo se debería potenciar la participación colaborativa en detrimento del trabajo solitario y repetitivo de las fichas. Todo este potencial e interés que poseen las personas que no han podido ir a la escuela por diferentes motivos, puede canalizarse en el trabajo por  proyectos. Algunas de las experiencias que se han llevado a cabo con éxito son, entre otras:  Tertulias Literarias Dialógicas, Recitales Poéticos o proyectos que intentan recoger las vivencias, historias o anécdotas que poseen estos alumnos gracias a su experiencia de vida.  

El trabajo de María José Chordà, con quien he tenido el gusto de redactar estas líneas, es una clara muestra de que es posible trabajar de manera alternativa también con estos perfiles. En su blog Hasta la FPA y más allápuedes encontrar algunos de estos proyectos elaborados en los ciclos instrumentales o iniciales. Pues eso, lo dicho, que nunca es tarde...

Para más textos sobre formación de personas adultas puedes echar un ojo por aquí.



2 comentarios :

  1. Muchas gracias por la propuesta y por tus palabras. Encantada de haber coincidido en la red y poder compartir contigo dudas y certezas en FPA. Como sabes, yo vengo de la ESO y es un gustazo compartir el camino y aprender de vosotros :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya sabes que por aquí somos más de dudas que de certezas... ¡Un abrazo!

      Eliminar